¡Un hombre sin coche, es como un piojo sin pelo!No es que sea una mujer materialista y no lo tomen a mal. Pero no hay nada más cómodo que tener una cita y te vayan a buscar, te recojan en tu casa, salgan a pasear, para que luego te lleven nuevamente a tu casa. Por supuesto,con el chico ideal, en un estupendo coche. ¡Qué emoción! y justo con alguien que te guste o quién sabe, tal vez pudiese gustarte.
Las citas a ciegas, por lo general, nunca son buenas y son malas consejeras, porque no sabes con quien te vas a encontrar, tan solo tienes una información limitada… no obstante, con el chico que te toque, si tiene vehículo, asegúrate de verlo.
Inocentemente aceptas, te arreglas, tu cabello está peinado, limpio y reluciente, el vestido que llevas es lindo y sexy, usas tu mejor perfume, tienes los tacones más altos que puedes resistir (y aunque te duelan los pies, es preferible estar muerta, que sin tacones)… suena el teléfono, estás lista y preparada para una noche genial.
Escuchas una voz ronca, sensual; saluda tranquilo y te pide por favor que lo esperes en la puerta. Tú tan entusiasta como siempre, te lanzas a la carrera y sales a esperarlo. ¡Chicas, nunca, nunca, por favor hagan eso! primero con mucha cautela deben asomarse a la ventana, en la penumbra justamente, con la finalidad claro está que puedas espiar al chico y su coche, antes que él te vea a ti y al final verán porqué.
Los vecinos curiosos se asoman a verte, preguntándose ¡y para dónde va ella, tan guapa, tan maja!… y tú, exquisita, diciéndote a ti misma: ¡Me la estoy comiendo y cuando vean a mi chico!, todos se van a quedar locos, las vecinas de al lado van a morir de envidia… Já.
Escuchas que algo se va acercando, está doblando la esquina, te ríes y te preguntas ¡y eso qué es, una lata, un latón, es un coche sin corazón! Todo maltrecho, ruidoso, casi desmantelado, abollado por todas partes, no había un sitio que no tuviese golpeado, emanando gases, descolorido, y con cara de lástima piensas: seguro que va a vender este coche en desguaces en Sevilla, debe tener una cita urgente con ellos, para ver si recupera algo a cambio de ese coche viejo.
Baja la velocidad, muy lento sigue hasta ti (y tú parada linda y sexy), empujando el vidrio de la ventana con la mano, de repente oyes que te llama y te dice: ¡Hola preciosa! Ven súbete, no me bajo a abrirte la puerta porque tengo que hacerlo desde aquí, no tiene manilla, pero tranquila no te preocupes, todo lo demás está perfecto… ¡y tú queriéndote morir, imaginando que te están viendo, quieres ocultar la cabeza como avestruz, te sonrojas y piensas trágame tierra